la vida y naturaleza de Dios debemos anhelar, vivir su vida y disfrutar de ella.

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miércoles, 20 de agosto de 2008

NUEVO PACTO


¿QUE ES UN PACTO?
Todos sabemos que la Biblia es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios nos revela que la gracia contiene tres cosas: promesas, hechos y pactos. También mandamientos, enseñanzas, leyes y declaraciones. Pero en lo que se refiere a su Palabra, la gracia consta de las tres primeras. Veamos el siguiente diagrama:
Para saber qué es un pacto necesitamos conocer la diferencia que existe entre una promesa y un hecho consumado. También necesitamos saber qué tienen en común estos dos. Después de conocer lo que significa un pacto, comprenderemos lo que es el nuevo pacto. La Palabra de Dios tiene dos aspectos: uno es la confianza que deposita en el hombre, y el otro es la responsabilidad que le da.
¿QUE ES LA GRACIA?
La gracia es lo que Dios nos da sin que se lo pidamos. Si Dios requiere algo de nosotros, esto lleva consigo enseñanzas, mandamientos, leyes, entre otras cosas. Esto no es la gracia. La gracia está presente cuando Dios nos da algo, desea darnos algo o hace algo por nosotros. La Palabra de Dios define la gracia en tres aspectos: (1) Las promesas que Dios nos da, (2) los hechos que El realizó para nosotros y (3) los pactos que El establece con nosotros, los cuales llevará a cabo
A. Las promesas de Dios
Una promesa es muy diferente a un hecho. También existen diferencias entre una promesa, un hecho y un pacto. Una promesa se relaciona con el futuro, y un hecho, con el pasado. Una promesa es algo que se realizará en el futuro, mientras que un hecho es algo efectuado. Una promesa es lo que Dios hará por el hombre, mientras que un hecho es lo que ya hizo por él. Una promesa es condicional; en cambio un hecho es lo que Dios lleva a cabo por su misericordia. El sabe que no tenemos ni el poder ni la capacidad para seguir adelante, y por eso mediante la Biblia nos prometió cumplir tales promesas, las cuales llegan a ser hechos aun antes de llevarlos a cabo.
Permítanme darles un ejemplo que muestra la diferencia que existe entre una promesa y un hecho. Supongamos que usted es muy pobre. Un amigo suyo, al ver su situación, le dice que en tres días le enviará a un sirviente que le entregará mil dólares. ¿Qué es esto? Esto es una promesa. ¿Qué es entonces un hecho? El hecho consiste en que su amigo, al ver su pobreza, deposita la cantidad de dinero en una cuenta bancaria a nombre suyo, para que en el momento en que usted necesite el dinero, pueda usarlo. Este es un hecho. Una promesa es algo que se hará en el futuro, mientras que un hecho es algo que ya se cumplió, una acción que no requiere que uno le añada nada. En la Biblia podemos encontrar muchos ejemplos de estas dos palabras. Hay millares de promesas en la Biblia, y también muchos hechos. Si Dios dice que hará algo, y lo cumple, ésa es una promesa cumplida, y si dice que hizo algo, esto es un hecho. Las promesas de Dios tienen condiciones. Cuando nosotros cumplimos las condiciones, recibimos las promesas. Pero los hechos de Dios ya se realizaron; no es necesario cumplir ninguna condición; lo único que nos queda por hacer es creer en el hecho.
“Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra” (Ef. 6:2-3). Dios nos promete que nos irá bien y que viviremos una largos años sobre la tierra. ¿Significa esto que a todos les irá bien y que todos tendrán larga vida sobre la tierra? No. Esta promesa es sólo para aquellos que honran a sus padres. Como podemos ver, hay una condición. La mayoría de las promesas tienen condiciones. A Dios le place que a los hombres les vaya bien y que tengan larga vida; sin embargo, no a todos les va bien, ni todos viven largo tiempo porque no todos cumplen las condiciones. Si usted no cumple la condición, no recibirá esta promesa. La Biblia contiene algunas promesas que tienen condiciones y otras que no. Es posible que no se cumpla una promesa condicional. Con esto no digo que Dios no sea fiel, sino que para recibir el cumplimiento de la promesa uno tiene que cumplir la condición.
“Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado” (1 R. 8:56).
En 2 Crónicas dice: “Confírmese pues, ahora, oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre...” (2 Cr. 1:9).
Otro versículo dice lo siguiente: “Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo” (Nm. 14:34). Según el idioma original, la expresión “micastigo” se puede traducir: “que olvidé mi promesa”.
En Romanos leemos: “Porque no por medio de la ley fue hecha a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por medio de la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa” (Ro. 4:13-14). Este versículo dice que si un hombre guarda la ley, existe la posibilidad de que la promesa se anule.
Y en Hebreos dice: “Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron la promesa” (He. 11:39).
Con base en estos versículos, podemos ver muchos principios relacionados con las promesas. (1) Una promesa requiere que uno ruegue a Dios que la cumpla; también requiere oración y petición para que ésta se haga realidad en uno. No sólo vemos esto en la Biblia, sino también en nuestra experiencia. Un creyente no recibe las promesas de Dios si no ora. (2) Una promesa no sólo requiere que pidamos a Dios que se realice, sino que también debemos cumplir con las condiciones requeridas. Si no se cumplen las condiciones, la promesa se anula. ¿Por qué razón los dos millones de israelitas que salieron de Egipto no pudieron entrar a Canaán? y ¿por qué sólo después de muchos años entraron sólo dos israelitas vivos (Josué y Caleb) y dos israelitas muertos (Jacob y José)? Dios los dejó vagar por el desierto durante cuarenta años, debido a que le desobedecieron en Cades-barnea. Esto demuestra que Dios anuló Su promesa. Sobre esta base, vemos que una promesa requiere oración. Si no somos fieles a la promesa y no cumplimos las condiciones, dicha promesa queda sin efecto. Dios cumple Su promesa cuando las condiciones son satisfechas. (3) No sólo el pecado puede anular las promesas de Dios. En Romanos 4 dice que cuando actuamos con nuestra energía natural e independientes de Dios, la promesa se anula. (4) Existe otro grupo de personas que aunque han orado y no han pecado ni han hecho nada apoyados en su energía natural ni aparte de Dios, y no hacen otra cosa que procurar el bien o guardar la ley, ellos aún permanecen sin recibir la promesa. Esto se debe a que su tiempo aún no ha llegado. Ellos tienen que esperar algún tiempo hasta recibir la promesa.
¿Cómo se cumple en nosotros la promesa de Dios? Cada vez que encontramos una promesa en la Palabra de Dios, debemos dedicar cierto tiempo orando hasta que el Espíritu de Dios se incremente en nuestro interior, y tengamos la profunda convicción de que tal promesa es para nosotros. Cuando una promesa no tiene condiciones, podemos recibirla de inmediato valiéndonos de nuestra fe considerándola nuestra, creyendo que Dios obrará según lo prometido. Puesto que El lo prometió, lo cumplirá. El cumplirá en nosotros lo que prometió. Entonces podremos alabarle y agradecerle, basados en esta fe. Si una promesa tiene una condición, tenemos que cumplirla, obedecerla y proceder según lo requerido. Después debemos acudir a Dios en oración y pedirle que cumpla Su promesa en nosotros, por Su fidelidad y Su justicia. Debemos orar hasta que la fe inunde nuestro ser. Cuando esto suceda, no necesitaremos orar más, pues sabremos que Dios escuchó nuestra oración, y por esto lo alabamos y le damos gracias. Pronto veremos que todas las promesas de Dios se cumplen en nosotros.Extraido de lsm watchman nee (nuevo pacto)
CRISTO ES DIOS AMEN...

martes, 10 de junio de 2008

Hijos Maduros


Hijos maduros Efesios 1:5 nos dice que fuimos predestinados para la filiación (VR). No obstante, una cosa es cierta: para recibirla es necesario crecer en vida. El término "filiación" en la Biblia se refiere a la "posición" de un hijo maduro, la condición de un hijo adulto, o el derecho de los hijos en su etapa de madurez. Es decir, se refiere a aquellos que calificaron para obtener la herencia porque crecieron en vida. Antes de la fundación del mundo ya habíamos sido marcados para crecer en vida y alcanzar la madurez. La vida de la iglesia es el ambiente ideal para esto. No sólo fuimos elegidos, también fuimos predestinados para esta plena filiación. Aunque Pedro no haya hablado de esta manera a los cristianos judíos, sin duda todos eran hijos y necesitaban alcanzar la plena filiación. Los que fueron regenerados están destinados para una esperanza viva (1 P 1:3), que se refiere a reinar con el Señor en el reino milenario y a ser la Nueva Jerusalén por la eternidad. En este mismo contexto, en 2 P 1:5-7 leemos: "Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor". Estos textos nos muestran que el inicio de nuestra vida cristiana comienza con la fe y se desarrolla por medio de la búsqueda hasta que lleguemos a la última etapa, que es el amor ágape, el amor de Dios. Al llegar a esta condición ya estaremos aptos para obtener la herencia. Además, 1 Pedro 1:4 continua: "Para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros". Esta palabra fue dirigida a los judíos salvos, elegidos, que por medio del Espíritu habían recibido la vida divina. De esta manera fueron santificados y llegaron a tener una esperanza viva. Esta esperanza es algo que se espera recibir, y no es algo que ya se obtuvo. Además, no se trata sólo de una esperanza, sino de una esperanza viva, una esperanza incorruptible, sin mancha, inmarcesible, es decir, que no se marchita, reservada en los cielos. No es una herencia terrenal, como en el caso de Abraham, sino que es algo que está reservado en los cielos. El Señor nos eligió y preparó todo esto para nosotros, los que creímos. Gracias al Señor, porque fuimos predestinamos para Él, a fin de ganar la primogenitura.Punto Clave: Crecer en vida para obtener la herencia Pregunta: ¿Cuál es el verdadero sentido de la palabra "filiación"?
CRISTO ES DIOS AMEN...